Cuando el radar indica una zona potencialmente peligrosa, el piloto toma acción de inmediato.
El comandante elige una ruta alternativa, desviándose de la tormenta para evitar atravesar áreas con fuerte actividad eléctrica o turbulencia severa.
Este proceso implica también coordinarse con el control de tráfico aéreo (ATC), quienes confirman que la nueva ruta es segura y viable.
Estos radares están equipados con una antena situada en la parte frontal del avión, la cual escanea el espacio aéreo por delante y detecta áreas con actividad convectiva, que indica la presencia de tormentas.
Estos sistemas no solo identifican lluvias, sino que destacan las zonas donde es más probable que se encuentren tormentas eléctricas o granizo, elementos que pueden ser peligrosos para la aeronave.
Una de las situaciones más desafiantes para los pasajeros, pero sorprendentemente rutinaria para los pilotos, es aterrizar en condiciones de baja o nula visibilidad.
En casos de niebla densa o tormentas que obstruyen completamente la visión, los pilotos se apoyan en sistemas de aproximación de alta precisión, que permiten que el avión baje con seguridad hasta la pista sin necesidad de que los pilotos vean el exterior.
Estos sistemas, conocidos como ILS (Instrument Landing System), guían al avión de forma automática hacia la pista.
De hecho, en los casos más extremos, los aviones están diseñados para realizar un aterrizaje automático, donde el sistema de a bordo toma control de los mandos durante la aproximación y el aterrizaje, sin intervención directa de los pilotos.
Este sistema está controlado por los instrumentos del avión y por la infraestructura del aeropuerto, lo que garantiza que el avión siga una ruta perfectamente alineada con la pista, incluso cuando el piloto no puede ver.
Aunque los aterrizajes automáticos pueden sonar sorprendentes, son extremadamente seguros y están diseñados para operar en condiciones climáticas adversas.
Los pilotos supervisan constantemente el proceso, listos para intervenir si es necesario, aunque en la mayoría de los casos el sistema funciona a la perfección, permitiendo un aterrizaje suave y sin complicaciones.