Los cargadores de coches eléctricos y las estaciones de carga están fabricados con tecnología resistente a la intemperie. Tanto los cargadores domésticos como los públicos están diseñados para ser herméticos y están homologados con certificaciones que garantizan su uso seguro en diversas condiciones meteorológicas. Estos sistemas cuentan con protección IP, una clasificación que indica su resistencia al agua y al polvo. Los cargadores suelen tener una clasificación IP de IP54 o superior, lo que significa que pueden soportar salpicaduras de agua, como las producidas por la lluvia. Un cargador con clasificación IP65 significa que está completamente protegido contra el polvo y puede resistir chorros de agua desde cualquier ángulo, lo que lo hace adecuado para cargar bajo la lluvia. Utiliza un cargador homologado con certificación IP adecuada para exteriores. La mayoría de las estaciones de carga públicas ya cumplen con estos requisitos, pero es crucial verificar que el cargador doméstico también tenga esta protección si lo vas a usar en exteriores. Aunque los cargadores son resistentes al agua, proteger el equipo alargará su vida útil y evitará acumulaciones de agua cerca de la estación. Los coches eléctricos están equipados con sistemas que detienen la carga automáticamente si detectan algún problema, por lo que puedes confiar en la tecnología incorporada. Los cargadores de coches eléctricos están diseñados para ser seguros en diversas condiciones climáticas, incluidas tormentas. Sin embargo, si hay riesgo de una tormenta eléctrica, lo recomendable es evitar cargar el vehículo hasta que pase el peligro de rayos. Desconectar el cargador bajo la lluvia no representa un peligro. Los conectores de carga están diseñados para cortar la corriente eléctrica antes de que se desconecten físicamente del vehículo, lo que evita cualquier tipo de descarga.