Un extensómetro es el dispositivo que se emplea para medir la deformación en los especímenes.
Este no debe confundirse con un medidor de desplazamiento, pues estos no nos servirán para medir la deformación.
Un extensómetro se fija directamente sobre el espécimen y ve cómo se está deformando: cómo crece (en caso de ser una prueba de tensión) o cómo se encoge (si es una prueba de compresión).
Para garantizar que se está midiendo la deformación correctamente, se vuelve obligatorio usar un extensómetro.
No importa si la máquina se deforma: usted está midiendo directamente la deformación en el espécimen y no en la máquina.
La respuesta es muy sencilla: con un extensómetro.
Existe un principio de funcionamiento que es la elasticidad.
Cuando se hacen pruebas de materiales se calcula cuánto se puede deformar dicho material dentro de la zona elástica.
Se busca evitar llegar a la zona plástica, que es cuando el material ya no puede recuperar su forma original.
El extensómetro lleva internamente un fleje que puede ser de acero, cobre u otro material semielástico.
Este tiene fijas unas galgas extensiométricas que se pegan estratégicamente.
Entonces, cuando este fleje se deforma, las galgas extensométricas varían su elasticidad.
El resultado que entrega el extensómetro es adimensional porque al fijarlo en el espécimen hay una longitud fija llamada longitud calibrada (gage length, en inglés).