Leer y repetir en voz alta, grabarnos en una nota de voz o explicárselo a otro para escucharnos repitiendo lo que queremos memorizar, de este modo nos fijaremos en lo que hemos memorizado correctamente y en lo que no conseguimos recordar. Escribir lo que estamos aprendiendo, es una técnica que requiere más tiempo que la anterior pero que es bastante efectiva porque consigue que nos vayamos familiarizando con lo que queremos memorizar con rapidez. Crear historias o pequeñas narraciones, es eficaz especialmente para saber cómo memorizar rápido y no olvidar números o secuencias. Repasar la información, con una sola lectura es muy complejo mantener algo en la memoria a menos que tenga un profundo impacto emocional, el repaso y la repetición sirven para ir reforzando la huella que la información deja en nuestra memoria. Hacer esquemas y resúmenes, leer un texto y esperar a que acabe grabándose en la memoria puede llegar a ser un proceso lento y poco eficiente. Evalúa lo que aprendes, realizar test o autoevaluaciones cada cierta cantidad de temario te permitirá saber si de verdad has memorizado los contenidos. Hacer descansos regularmente, especialmente los días anteriores al examen, muchas personas pasan las noches en vela para seguir intentando memorizar, se ha demostrado que estudiar continuamente durante horas no es tan eficiente como realizar pequeños descansos puntuales de unos minutos en los que podamos desconectar y relajarnos para luego volver a ponernos a estudiar.