Una vez que tengas clara la teoría es hora de poner en práctica lo aprendido. Haz pequeñas pruebas con diferentes preguntas, también puedes buscar los exámenes de años anteriores. De esta forma, podrás comprobar qué conocimientos has adquirido y dónde necesitas repasar un poco más. También te ayudará a reducir la ansiedad, los nervios y estrés previo.
Intenta hacer un repaso corto y rápido antes de acudir al examen, al menos 2 o 3 horas. No trates de memorizar más conceptos. Sigue estos pasos: Lee los esquemas y mapas mentales, repasa aquellos conceptos e ideas claves del temario, exprésate en voz alta y cuenta con tus propias palabras lo estudiado.
Duerme correctamente durante la noche para que tu cerebro esté a pleno rendimiento el día del examen. Así que, no te quedes toda la noche despierto, solo saturarás más al cerebro. Estudiar rápido y bien es factible al estudiar un examen tipo test, aunque no sería tan sencillo si el examen es sobre una asignatura completa con más de seis temas o si no conoces la temática en profundidad. 
Ten en cuenta que, sacar nuevas notas para este tipo de exámenes es recomendable dedicarle un mínimo de 3 horas de estudio al día. Haz descansos de 10 a 15 minutos por cada hora para dejar al cerebro acumular y procesar la información. Lo recomendable es crear una rutina de estudios para que puedas planificar las horas que vas a dedicarle a cada asignatura. Si no te organizas correctamente, tendrás mayor estrés y carga de trabajo. En definitiva, si puedes estudiar rápido para un examen, pero debes tener en cuenta que la planificación es fundamental para mejorar el rendimiento, la productividad escolar y alcanzar los objetivos fijados durante el curso académico.