Para identificar y potenciar las fortalezas hay que pararse a pensar qué es lo que realmente te gusta hacer, qué se te da bien, en qué destacas, viaja mentalmente por todas las áreas de tu trabajo y de tu día a día. Revisa la productividad que obtienes en cada actividad, aquellas en las que la productividad sea mayor, se pueden asociar a tus puntos fuertes. Una vez que tienes las fortalezas identificadas hazte un plan de acción en las que pongas en marcha todas tus habilidades con el objetivo de utilizarlas conscientemente y así potenciar tus resultados, mejorando lo que ya haces bien. Evaluar los resultados ya que tienes tu plan de acción y estás aplicando tus habilidades, debes echar la vista atrás y evaluar los resultados que estás obteniendo.
Para convertir las acciones en hábitos es importante la motivación y la constancia. También es importante que busques ayuda, la puedes encontrar en libros, cursos, coach, en tu responsable e incluso en tus propios compañeros. Nadie mejor que las personas con las que trabajas a diario o las personas que te conocen realmente bien, para que te ayuden a cambiar e incluso a detectar tanto tus fortalezas como debilidades.
Mejorar requiere superarse y cambiar, y cambiar supone realizar un esfuerzo, pero seguro que merecerá la pena, tu trabajo tendrá más valor y tu autoestima también te lo agradecerá. ¡Todo esfuerzo tiene su recompensa! Hay que ir cambiando hábitos de forma simple y sencilla, trabajando con constancia, alegría y motivación.