Organizar el tiempo y establecer prioridades. Puede ser que una situación venga de manera improvisada, pero salvo que así sea, adelántate y planifica tus tareas. Según la Ley de Parkinson, las personas tendemos a dilatar nuestras tareas cuando más tiempo tenemos y acumulamos la mayor parte del trabajo cuando se acerca el período de entrega. Si queremos evitar esto y repartir la presión de manera más homogénea en el tiempo, debemos planificar y organizar nuestro tiempo, siempre teniendo en cuenta lo que es más urgente e importante.
Plantea hipotéticas situaciones. Es importante plantearse posibles problemas que pueden surgir para adelantarte a los acontecimientos. Pensar cuando las cosas están al límite es más complicado, pero si tienes el mecanismo de actuación ya preparado, cuando se da el problema, no tienes ni que pensar, solo actuar.
Piensa desde el cliente. Un buen método para saber priorizar dentro de las tareas para un cliente es ponerte en su piel y visualizar sus necesidades.
Utiliza recordatorios y notas. Hacer listas en papel o en el ordenador, o utilizar un software de organización de tareas te ayudará a organizarte y a aliviar la carga mental.
Visualiza el éxito, piensa en positivo. Visualizar en tu cabeza una situación e imaginarla superada te ayudará a afrontarla cuando se dé realmente.
Realiza actividades fuera del trabajo. Aparte de todo lo que puedes hacer dentro de tu lugar de trabajo, hay ciertas cosas que puedes hacer fuera del mismo para adaptarte mejor al trabajo bajo presión, como por ejemplo: Dormir un mínimo de 7 horas diarias, Realizar actividades de relajación, Hacer ejercicio, Disfrutar del tiempo libre que te quede.