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¿Qué es un disparador en psicología?

Úrsula Granados
Úrsula Granados
2025-07-19 05:00:44
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Un disparador es cualquier estímulo que reconfigura nuestros pensamientos y acciones. Aparecen de repente y sin que nadie lo espere y, por tanto, son infinitos y de diferente naturaleza. Un disparador conductual es cualquier estímulo que afecte a nuestra conducta. Puede ser directo o indirecto, interno o externo, consciente o inconsciente, previsible o inesperado, alentador o desalentador, beneficioso o perjudicial. Para cambiar, debes decir que estás cambiando y elegir del entorno aquellos disparaderos que te ayuden a creerte a ti mismo que puedes cambiar. En el entorno hay multitud de ocasiones o circunstancias que pueden ejercer de disparadores.
Valentina Téllez
Valentina Téllez
2025-07-19 04:22:04
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Los disparadores emocionales llamados comúnmente triggers son situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana. Estos disparadores generan reacciones emocionales desproporcionadas de manera automática, acompañadas de una sobreactivación a nivel fisiológico. Un disparador emocional puede ser ir en el metro y ver a dos personas mirarte y después reírse y asociarlo inconscientemente con recuerdos del bullying sufrido en el colegio, puede ser que alguien te toque o se acerque demasiado y sin permiso, un olor, una película, ver una noticia sobre una agresión o sobre una tragedia. Un disparador puede ser también un tono de voz elevado y agresivo, una mirada, una risa, que no contesten a un mensaje o que nos den muchas negativas para quedar. Esto sucede porque suelen activar recuerdos de la memoria traumática que no están procesados o integrados. La dificultad inherente de trabajar los disparadores emocionales es que cuando la persona llega a consulta los desconoce, son la mayor parte de las veces inconscientes y por tanto no sabe como regular todo lo que se genera a continuación de experimentarlo.
Martina Lerma
Martina Lerma
2025-07-19 01:46:28
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Según los expertos en psicología, los disparadores emocionales pueden ser situaciones, hechos o circunstancias que cada vez que se presentan crean una respuesta emocional aparentemente irracional. Por lo general, tienen su origen en emociones reprimidas: viejas heridas no cicatrizadas de la infancia, experiencias traumáticas... y también con la incapacidad para lidiar con emociones fuertes. Es decir, si esas emociones no se sacan al exterior se ‘hacen bola’ en el interior. Cuando esa regulación y esa capacidad de resilencia fallan, los disparadores emocionales nos la juegan y se activan de forma automática provocando reacciones desmesuradas y convirtiéndonos en víctimas de emociones como la ira, el desprecio o el miedo; que no solo perjudican nuestra salud mental sino la de las personas de nuestro entorno más cercano. Los psicólogos coinciden en que la habilidad para manejar los disparadores emocionales marca la diferencia entre hacer y no hacer bien las cosas. Es responsabilidad de cada persona aprender a controlar y responsabilizarse de sus propias emociones y saber reconocer cuándo está teniendo reacciones exageradas que, probablemente, lo único que consigan es hacerle daño y, por extensión, hacer daño a personas que tiene su alrededor. Una vez identificados los disparadores emocionales, podemos iniciar el camino para aprender a manejarlos. Ser consciente de que estamos respondiendo a un desencadenante emocional concreto es el primer paso para ponerle freno.