Un sistema en el que cada hoyo es una contienda en sí mismo, una lucha independiente.
Nos referimos al match play en golf, un formato vibrante en el que ganan los golfistas con más hoyos vencidos y donde cada hoyo es conquistado por el jugador que menos golpes necesita para introducir la bola.
La esencia del match play en golf está en los hoyos.
El jugador que más hoyos venza será el ganador de la partida.
En ese sentido, en el match play el número de golpes es determinante tan solo para conseguir ganar los hoyos, pero no se acumula como en el stroke play.
El match play en golf hace realidad la máxima de que solo puede haber un vencedor.
Si en deportes como el fútbol o incluso el golf en su modalidad stroke play es factible que haya empates, no sucede así en la modalidad match play.
Si en una determinada partida dos golfistas consiguen hacerse con 9 hoyos cada uno, el sistema estipula la obligatoriedad de jugar un hoyo adicional de desempate con el objetivo de que quede apenas un ganador.
El juego termina cuando un jugador da match al otro, esto es, cuando quedan por jugar menos hoyos de los que uno de los golfistas ha ganado ya, prueba de que no siempre es necesario jugar los 18 hoyos del campo.
Un hoyo puede finalizar si el contrincante te lo concede o cuando este incurre en una penalización que suponga la pérdida del mismo.
Se trata de un formato peculiar en el que tiene más valor la soberanía de los jugadores que la de un árbitro.
En el match play en golf tan importante es respetar el orden de juego como conocer bien las reglas de cada competición.
Así se evitan penalizaciones o descalificaciones, como sucede si acuerdas desobedecer una determinada regla del juego.