Un plan de entrenamiento a menudo se divide en diferentes fases o períodos de tiempo, conocidos como periodización. Cada fase puede tener un enfoque diferente, como la construcción de fuerza, la mejora de la resistencia o la preparación para una competencia específica. La periodización es un componente clave de un plan de entrenamiento típico. Los planes de entrenamiento se dividen en diferentes fases para desafiar al cuerpo y promover el crecimiento y la mejora continua. El plan incluirá una variedad de ejercicios y actividades diseñadas para trabajar diferentes grupos musculares y sistemas energéticos. El plan también incluirá períodos de descanso y recuperación para permitir que el cuerpo se repare y se fortalezca entre los entrenamientos.
Un programa de entrenamiento tiene que respetar la fisiología muscular, en lo relativo a la flexibilidad y limitaciones, de cada persona con el fin de obtener el mejor resultado posible.
Para realizar un programa de entrenamiento es necesario determinar una fecha para alcanzar los objetivos prefijados estableciendo desde el principio el tiempo que deberá dedicar en términos de horas y días a la semana.
El plan comienza con la definición de objetivos claros y alcanzables. Estos pueden incluir mejorar la resistencia cardiovascular, aumentar la fuerza muscular, perder peso, mejorar la flexibilidad o alcanzar un objetivo deportivo específico.
El plan también incluirá evaluaciones periódicas para evaluar el progreso hacia los objetivos y ajustar el plan según sea necesario para garantizar la eficacia continua.
A medida que avanza el plan, se aumenta gradualmente la intensidad, la duración o la dificultad de los ejercicios para desafiar al cuerpo y promover el crecimiento y la mejora continua.