Para que el resultado contable del ejercicio refleje la realidad de la empresa, existe la figura del ajuste contable, que implica realizar una corrección que se efectúa al cierre del ejercicio, a los fines de imputar en debida forma, aquellos ingresos, gastos, pasivos y activos al ejercicio fiscal correspondiente.
Esto puede deberse a ingresos y gastos contabilizados que corresponden a otro ejercicio, o a ingresos y gastos aún no contabilizados en el ejercicio en curso.
Los ajustes contables son acciones que se realizan desde el área financiera de la organización con el fin de corregir o ingresar gastos, activos o pasivos que se realicen durante el período respectivo.
Usualmente, los ajustes tienen una periodicidad anual, no obstante, a través de esta figura se posibilita a las compañías subsanar gastos o ingresos que no se incluyeron en el ejercicio contable vigente o en el inmediato anterior.
Esta figura tiene suma importancia en aquellas economías que, con índices de inflación, razón por la cual existe depreciación en los bienes y fluctuaciones en los tipos de cambio que generan modificaciones en el estado de resultados.
Habitualmente, durante el ejercicio contable, las organizaciones pueden asentar numerosas operaciones tanto de ingresos como de egresos.
Ahora bien, a la fecha de cierre del ejercicio, la cual normalmente opera los 31 de diciembre de cada año, puede que existan contabilizados entradas o salidas que pertenecen a ejercicios anteriores o bien, que se encuentran sin contabilidad y pertenecen al ejercicio actual.
Para estos casos, utilizando el criterio del devengado, se obtiene el resultado contable correcto para el ejercicio actual.
Los ajustes contables son utilizados para imputar en debida forma aquellos ingresos, gastos, pasivos y activos al ejercicio fiscal correspondiente, corrigiendo las diferencias existentes en los registros.
Los ajustes permiten a las empresas reflejar la situación real y actualizada de las cuentas, asegurando que el resultado contable obtenido es correcto.