Las armas de aire comprimido o gas son aquellas que emplean estos elementos para impulsar un proyectil en el aire. Su munición se compone exclusivamente del proyectil, de modo que son más sencillas de operar y mantener. En los calibres habituales son notablemente menos potentes que un arma de fuego, aunque mantienen las mismas características de manejo y puntería, siendo indicadas para iniciar a los más jóvenes en el tiro, o para practicar sin las necesidades logísticas que requieren las armas reales. Su alcance efectivo es de entre 10 y 100 metros, dependiendo del modelo y calibre, y su munición es notablemente más económica que la de las armas de fuego. Las armas de aire comprimido y Co2 no dejan de ser armas y deben utilizarse manteniendo las adecuadas medidas de seguridad para evitar accidentes. El aire comprimido ofrece la posibilidad de practicar diferentes modalidades deportivas, con una gran economía de uso, y adaptándose a las necesidades de todo tipo de tiradores. La ausencia de retroceso y escaso ruido son adecuados para la iniciación en el tiro de los más jóvenes, y la similitud de algunos modelos de armas de fuego de servicio, hace que muchos policías y militares encuentren una alternativa para entrenare a bajo coste. Por supuesto, las armas de competición son apropiadas para la práctica de diversas modalidades de precisión. En esta última modalidad, se dispara a siluetas metálicas que simulan ser piezas de caza, a diferentes distancias desconocidas para el tirador.