¿Son realmente efectivos los silenciadores?

El término “silenciador” no es del todo correcto. Los expertos prefieren llamarlos supresores porque, como explica Josh Clark en un vídeo de How Stuff Works, “es prácticamente imposible silenciar por completo un arma”. Esto se debe a que el sonido de un disparo proviene de tres fuentes distintas: el clic metálico del percutor, la explosión de la pólvora al disparar y el estallido sónico de la bala al superar la velocidad del sonido. Cómo funcionan los supresores La clave de un supresor está en reducir la presión de los gases generados al disparar. Al añadirse al final del cañón, el supresor da espacio para que los gases se expandan y pierdan presión antes de salir, reduciendo el ruido de los 160 decibelios iniciales a unos 120. Aunque el cambio es notable, sigue siendo ruidoso: “Es como pasar de un martillazo a un susurro”, comenta Clark. Aún así, hay un truco más para reducir el ruido: utilizar munición sub-sónica, es decir, balas que viajan a menos de 1.100 pies por segundo, evitando el llamado "crack balístico", un sonido similar a un pequeño boom sónico. Si alguna vez te encuentras en una situación en la que el silencio es vital, puede que un supresor ayude, pero no esperes desaparecer entre las sombras como un espía en una película de acción. Es más, como recuerda Clark con humor: “Por mucho que un supresor haga que te sientas como un personaje de película, nunca eliminará por completo el ruido”. Sí, pero no tanto como las películas nos han hecho creer.