En la transmisión genética, los colores más oscuros son dominantes sobre los más claros, por eso el marrón tiende a prevalecer sobre el verde, y el verde sobre el azul.
Los ojos de color marrón son los que tienen más cantidad de melanina.
(80% de la población mundial, generalmente la descendencia africana, hispana o asiática)
En la raza caucásica, los bebés suelen nacer con los ojos azules o grisáceos, porque las células del iris todavía tienen poca melanina.
Durante unos meses, todavía va incrementando el nivel de melanina.
A partir de los seis meses el color de los ojos empieza a cambiar y, sobre los tres años, aparece el color definitivo.
El cromosoma 15 es el que determina el color de los ojos.
Este cromosoma contiene el gen OCA2, que produce proteina P, la que crea la melanina a través de unas células llamadas melanocitos.
La melanina es responsable del color de la piel, el pelo o los ojos.
Los melanocitos pueden producir dos tipos distintos de pigmento: eumelanina (marrón-negro) y fenomelanina (rojo), en consecuencia, el color de los ojos está en función de la cantidad de melanina que tenemos.
Los ojos de color azul son fruto de una baja cantidad de melanina, por una mutación genética en el gen OCA2 en la raza caucásica.
En este caso, las fibras de colágeno blanco del tejido conectivo del iris dispersan la luz y hacen que el iris se vea azul.
Los ojos de color verde tienen más melanina que los de color azul, pero menos que los de color marrón.
Las diferentes tonalidades de marrón, azul y verde son determinadas por el grosor y densidad del iris y el grado de acumulación de las fibrillas de colágeno blanco.
Se puede dar el caso de heredar colores de ojos de generaciones anteriores a los padres.
Por combinación genética se pueden dar casos de ojos azules sin que ninguno de los padres los tenga de este color.
En un 6% de casos, padres con ojos marrones, pueden tener hijos con ojos azules.
Si uno de los padres tiene los ojos marrones y el otro verdes, los hijos tienen un 12% de probabilidades de tenerlos azules.
Este porcentaje aumenta hasta el 50% en el caso de que uno de los padres tenga los ojos azules.
En un 25% de casos, puede ocurrir que ambos padres tengan los ojos verdes, y un descendiente los tenga azules.
En caso de que ambos progenitores tengan los ojos azules, la probabilidad de que su descendencia los tenga es del 99%.
El color de los ojos influye sobre la sensibilidad a la luz.
Cuanto más claros sean nuestros ojos, mayor sensibilidad a la luz tendremos, y más necesario será protegerlos del sol con gafas de filtro homologado de nivel 3.
La herencia genética, determinante
Cada persona es única porque tiene una combinación única de cromosomas.
No hay dos personas con el mismo color exacto de ojos.
Ello se debe a que el iris tiene un patrón propio para cada individuo, de la misma forma en que es única la huella dactilar de cada persona.