El venado es la especie venatoria por excelencia que se caza en múltiples modalidades: en la típica montería en la que se convierte en la especie reina, a rececho, en batidas o la muy específica berrea.
El rifle de cerrojo es la opción más versátil a grandes rasgos, pero si se trata de batidas o monterías, podemos usar el resto de sistemas sin problema.
El .270 Winchester, con proyectiles de 130, 140 y 150 grains, es bastante común en este tipo de jornadas, pero también otros no-magnum en su línea, como el 7mm-08 Remington, o el 7×57 Mauser, o también el .308 Winchester con puntas más pesadas, de 140 a 180 grains, son calibres muy eficaces, capaces de ofrecer mucho en armas ligeras y de tamaño contenido.
No obstante, el 30-06 es aún más potente, uno de los calibres con una mayor variedad de tipos y pesos de balas, desde 55 a 220 grains, permitiendo abatir los más grandes venados centroeuropeos.
Son muchos los que recomiendan que para el venado, por la blandura de su piel y por sus características físicas, no son necesarias las puntas expansivas “duras” de actualmente, como las Barnes XBullet, Swift-A-Frame o Winchester Fail Safe, prefiriendo las más “blandas”, de expansión más rápida, como las clásicas puntas blandas, Nosler Ballistic Tip, Winchester Soft Point, etc.
El venado es un animal esbelto y de piel fina que presenta un esqueleto resistente y muy preparado para la carrera.
Como cualquier animal de caza, las opciones sensibles son el cerebro y la médula espinal, la zona de los pulmones y el área del hombro-corazón.
No obstante, es recomendable evitar el cerebro cuando estamos buscando el trofeo para evitar arruinarlo.
En cualquier caso estos son los puntos más inmediatos, pero también son puntos interesantes las zonas hepática y renal, que generalmente no suelen ser elegidos como primera opción.