El seguro automático es una pieza, articulada con la biela del disparador, que puede manipularse mediante palanca o leva accesible junto al guardamonte.
Algunos modelos de revólveres, especialmente los compactos de pequeño calibre y cañón corto que generalmente se emplean para porte oculto en bolsos o bolsillos, como medida de seguridad adicional, tenían un gatillo plegable, sin guardamonte, lo que reducía el espacio necesario para guardarlo y solo aparecía cuando se amartillaban.
El guardamonte es de gran tamaño y permite que el soldado utilice guantes mientras dispara.
El guardamonte es amplio y su parte delantera sirve al mismo tiempo como empuñadura frontal.
Luego ya en el siglo XVIII un pedernal o especie de encendedor rotativo accionando desde el gatillo al presionarlo con un dedo provocaba la ignición de la pólvora en la recámara y la consecutiva explosión que disparaba a lo largo del caño liso bastante erráticamente y con poco alcance efectivo a las municiones, esto provocaba que el objetivo en muchos casos pudiera sobrevivir pero si la víctima era alcanzada a poca distancia en puntos vitales sufriera una atroz agonía.
La pistola tiene sus comandos de seguros a ambos lados del arma por lo que es 100% ambidiestra, un desconector activado por la palanca del seguro, alza y punto de mira resaltados, guardamonte de combate, un riel para montar accesorios en el armazón y bloqueo del percutor.
Sin embargo, el ejército francés finalmente eligió adoptar en 1917 una modificación del Lebel en un fusil semiautomático que no era una conversión experimental, como la del fusil canadiense Ross en el rifle automático Huot.
El armazón de aleación de aluminio fue posteriormente reforzado con un tornillo hexagonal delante del guardamonte.