En situaciones donde el servicio de limpieza se presta de forma habitual y continuada, superando los 120 días al año, las condiciones salariales cambian.
En estos casos, el empleado del hogar tiene derecho a percibir al menos el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Si la persona trabaja a jornada completa, es decir, 40 horas semanales, su salario mínimo debe ajustarse al SMI vigente.
En 2025, este se establece en 16.576 euros anuales, repartidos en 14 pagas de 1.184 euros o, si se acuerda, en 12 pagas mensuales de 1.381,33 euros.
El coste de contratar a una persona para limpiar en casa más de 120 días al año no solo implica el pago del SMI o su parte proporcional, sino también el cumplimiento de otras condiciones laborales como la cotización a la Seguridad Social y el reconocimiento de los días de descanso y vacaciones.
Si la persona contratada no trabaja a jornada completa, se debe aplicar una parte proporcional del SMI.
Por ejemplo, si solo trabaja 20 horas semanales, se calcularía la mitad del salario mínimo anual o mensual.
Este cálculo debe acordarse entre ambas partes, y la cifra resultante nunca puede ser inferior al salario mínimo establecido.
Cualquier retribución por debajo de ese umbral se considera ilegal, aunque el trabajador lo acepte voluntariamente.