Los mecanismos de seguridad en un arma de fuego pueden dividirse en de accionamiento manual y automáticos, llamados también externos e internos. Un seguro manual es aquel que puede ser activado o desactivado voluntariamente por el tirador, accionando un comando externo. En los seguros automáticos, en cambio, ya no es el tirador el que interviene directamente, sino que es el propio mecanismo del arma el que previene el disparo accidental. Dentro del primer grupo, el más clásico y difundido es el conocido como seguro de aleta, en definitiva, una palanca externa que –depende del modelo del arma– bloquea el martillo o la cola de disparador. Dentro de los denominados seguros automáticos, encontramos el de bloqueo de aguja percutora, el de empuñadura, el de cargador, seguro de caída de martillo y el de cierre incompleto. Un punto de vista compartido por la firma Sig Sauer, ya que es el único seguro que equipa a la gran mayoría de sus pistolas. Consta de un tetón o perno que mantiene la aguja percutora bloqueada, lo que evita su desplazamiento. El seguro de empuñadura consta de una pieza saliente en la parte trasera del grip, que indefectiblemente es oprimida cuando el tirador empuña el arma, liberando de esa forma el sistema de disparo. El seguro de cargador impide que se efectúe un disparo si el cargador no está colocado dentro de su alojamiento. El seguro de caída de martillo consta de un diente extra en la configuración del martillo, que permite montarlo en una posición intermedia. El seguro de cierre incompleto impide que se pueda efectuar el disparo cuando la corredera no está totalmente cerrada.