La calibración es la comparación de un valor medido con el valor correcto en condiciones especificas, documentando la desviación, calculando la incertidumbre de la medición y emitiendo el certificado.
La calibración puede ser realizada por un laboratorio externo o por un departamento interno de la empresa.
La calibración no modifica nada en el propio instrumento de medida, mientras que el ajuste es la puesta a punto de la menor desviación posible del valor correcto y si durante la calibración se determina una desviación mayor del valor de tolerancia permitido, el instrumento de medida se ajusta.
Una calibración debe cubrir siempre todo el rango de funcionamiento de un sensor, fijando al menos tres puntos de calibración: el punto de funcionamiento más bajo del sensor, el más alto y un tercer punto en el centro de la zona de trabajo.
El intervalo de calibración debe definirse individualmente para cada dispositivo de medición en función del riesgo y de la aplicación.