Los francotiradores se definen, al menos en parte, por su capacidad para disparar con precisión a un objetivo a grandes distancias, a veces extremas.
Un francotirador de las fuerzas especiales canadienses mató a un militante de ISIS a 3.540 metros, en Irak en 2017.
El récord anterior estaba en manos de Craig Harrison, un francotirador británico que disparó y mató a un insurgente talibán a 2.475 metros de distancia.
El sargento Hunter Bernius, un francotirador veterano del Cuerpo de Marines que dirige un curso de entrenamiento avanzado para nuevos francotiradores, ha relatado a INSIDER cómo fue su tiro más difícil a nivel técnico, en el que tuvo que disparar a un blanco a 2.300 metros.
A esa distancia, la bala tarda varios segundos en alcanzar el objetivo, por lo que el francotirador debe tener en cuenta cuidadosamente el viento, la dirección, la hora del día, el giro de la bala e incluso la rotación de la Tierra.
A distancias extremas, los Marines están forzando su arma más allá de sus límites.
Los rifles semiautomáticos de largo alcance M107 utilizados por el Cuerpo de Marines pueden disparar con precisión a solo unos 2.000 metros.
Cuando entré como estudiante en el curso que estoy haciendo ahora, mi compañero y yo estábamos disparando a un blanco a aproximadamente 2.300 metros.
A esa distancia, según ha podido saber INSIDER, la bala puede tardar entre 6 y 8 segundos en alcanzar el objetivo, lo que significa que hay mucho tiempo para que un gran número de factores externos afecten al lugar donde aterriza.
La dirección en la que el francotirador está mirando puede afectar la forma en que el sol golpea el osciloscopio, posiblemente distorsionando la imagen en su interior y afectando al tiro.
También determina cómo la rotación del planeta afecta a la bala, que puede dar más alto o más bajo dependiendo de la posición del francotirador.
Otras cosas que hay que tener en cuenta son la temperatura, la humedad, la hora del día, si el francotirador está disparando sobre el agua, la forma de la bala, y el giro de la bala.