El sistema consiste en un simple tubo de goma conectado directamente al casco, el cual tiene una apertura en uno de los laterales a la altura de la boca para recibir el líquido. Se realiza mediante un botón en el volante, con una pulsación o manteniendo el dedo, según el equipo en cuestión. Pero no solo es eso, ya que el piloto debe succionar a través del tubo para que el líquido vaya a su boca. Un mecanismo de cierre con una válvula en mitad del tubo de plástico, que se conecta cuando uno se sube al coche, es el que permite el paso, pero no hay que olvidarse de quitarlo en el instante en el que uno abandona el monoplaza. Todo ese líquido se guarda en una pequeña bolsa cerrada para que no se escape ni un solo mililitro, el cual puede ser clave para la hidratación. El tubo va desde el casco hasta un punto en la espalda del piloto, atravesando el asiento con un pequeño agujero, aunque eso es algo que variará en función de la escudería, porque tienen distintos sistemas de hidratación para su dupla titular. El mayor punto de interés viene cuando se deja de beber, ya que el agua retrocede poco a poco hasta que la válvula vuelve a cerrarse.