Un buen tiro es fluido, tranquilo y confiado.
La tensión previa al disparo no favorece la fluidez, le invitará a hacer gestos explosivos que le dificultarán la estabilización del arma.
Nunca dispare a algo que no ve.
Sus ojos deben permanecer en él, nunca en el cañón.
Suelo poner el ejemplo de la conducción, usted mira la carretera y no el morro del coche.
Si observa el cañón por tener una referencia, su cerebro no sabrá a qué apuntar.
Si mantiene la vista fija en el plato su entrenamiento hará el resto, colocará bien el arma en el hombro hará el seguimiento, adelantará el arma lo correcto y efectuará el disparo en el momento exacto.
Haga el seguimiento justo delante del plato, mueva su torso y no sólo el arma
Este método implica el hombro de su arma delante del objetivo y siempre siguiendo justo delante de él.
Los tiradores que se adelantan a la salida del plato no son consistentes de ello.
No se apresure en sus disparos, ya que esto aumentará su estrés y la fatiga, disminuyendo su concentración en los entrenamientos, o aún peor, en competición.
Practique siguiendo una línea con su arma, como por ejemplo la unión de una pared con el techo, esto le dará fluidez en sus movimientos, que se volverán automáticos.
Combine los entrenamientos en seco con la practica real en un ratio de cuatro a uno, con la práctica continua llegará a la perfección.