Un calzado adecuado retarda el cansancio de nuestros pies y en casos de emergencia acompaña y ayuda en la rapidez de reacción.
Los principales aspectos que debemos tener en cuenta para tener un contacto directo con los pedales, libertad de movimientos y que ayuden durante la conducción del vehículo son:
Sujeción: El pie debe estar bien sujeto en su interior, sin llegar a comprimirnos en exceso y, sobre todo, evitar que este suelto.
Flexibilidad: Debe actuar como nuestra segunda piel, adaptándose a todos los movimientos que realizamos, de los cuales muchos de ellos necesitan de gran rapidez cuando vamos al volante.
Transpiración: Para evitar el recalentamiento y para que puedan “respirar” con naturalidad es recomendable que los materiales, tanto del calzado como del calcetín, sean transpirables.
Comodidad y ligereza: Estos aspectos son muy importantes, ya que cuando conducimos muchas horas seguidas, si el calzado no es cómodo y ligero, nuestros movimientos o reacciones se verán también afectados durante la conducción.
El calzado perfecto para la conducción es aquel que aúna comodidad, sujeción, flexibilidad, agarre y ligereza, permitiendo la precisión a la hora de realizar movimientos y cambios en los pedales.
Por ello, las zapatillas deportivas y los mocasines (en los meses de verano) son idóneos para utilizar cuando vamos al volante.