La técnica BRASS es el acrónimo de las palabras Breathe, Relax, Aim, Squeeze, Squeeze.
La respiración es un elemento fundamental en el tiro de precisión, con ella además de suponer una ayuda en el mantenimiento del ritmo de los disparos y de formar parte del trabajo postural para sostener el arma y otros interesantes aspectos fisiológicos que influyen en la precisión.
Una correcta técnica de respiración ayuda, y mucho, a la relajación del tirador.
Un tirador de precisión debe tirar relajado básicamente por dos motivos.
Alinear los elementos de puntería del arma, ya sean alza y punto de mira, diopter y tunel o la cruz filar de un visor son fundamentales para agrupar los disparos.
La respiración vuelve a ser clave para oxigenar los globos oculares que deben aprovechar los segundos de máxima claridad visual antes de que comience a degradarse la visión.
La presión sobre el disparador debe ser un acto consciente, en el que se presta atención a la puntería de modo que cualquier movimiento en el arma pueda provocar la renuncia del tirador a dicho acto, con ello se evita la ejecución de un posible disparo errado, separado del grupo y que conlleve la perdida de puntos sobre el blanco.
Esta segunda “S” de la técnica BRASS, proviene de las palabras Squeeze More, presionar más, que no es otra cosa que el seguimiento del disparo.
El seguimiento del disparo es fundamental por motivos psicológicos y fisiológicos ya que ayuda al control de la ansiedad en competición.
Por tanto, la técnica BRASS no es otra cosa que un protocolo básico que el tirador repite disparo tras disparo tanto en entrenamientos como en competiciones de tiro de precisión.