Para desarrollar el sentido del ritmo podemos hacer lo siguiente: Ajustamos un metrónomo —tradicional o del tipo que sea— a un tempo medio, 80 bpm por ejemplo.
Una vez escuchada la cadencia de los clics un momento para interiorizar el intervalo entre claqueta y claqueta, empezamos a dar palmas con los clics…
Mejor dicho, en, es decir, encima de los clicks.
De tal manera que el sonido de las palmadas sea más fuerte que el de los clics y no permita oír estos.
Después de un rato dando palmas siguiendo el metrónomo, si conseguimos que nunca se oigan los pulsos del metrónomo, ¡es que llevamos el tempo perfecto!
Si se oyen los clics del metrónomo (lo más habitual), la cosa hay que mejorarla.
Cuanta más «distancia» haya entre clic y palmada, más desajuste rítmico.
Más fuera de tempo vamos.
Es importante concentrarse y relajadamente intentar interiorizar el intervalo de tiempo que hay entre claqueta y claqueta.
Debemos concentrarnos para poder ajustar el golpe de las palmas «a tempo», e ir con el metrónomo.
Cuanto más lento más desarrollo
Una vez que hayamos probado con varias velocidades medias, deberíamos ir bajando la velocidad del metrónomo, no aumentarla:
Cuanto más lento, más distancia entre los clicks, más difícil es seguir el tempo ajustadamente.
En estos casos de tempos muy lentos, la solución es subdividir la figura que corresponda con los clicks (habitualmente la negra) en figuras más pequeñas, a la mitad, o entre tres o cuatro.
Por ejemplo, si consideramos los clicks como negras, subdividimos en corcheas, tresillos o semicorcheas.
Damos la palmada con cada negra (clic) pero contamos mentalmente 1-2, 1-2; 1-2-3, 1-2-3 o 1-2-3-4, 1-2-3-4, según el caso.
Los unos coincidirán con las palmas, y las subdivisiones nos ayudan a establecer un punto de referencia intermedio entre clics, cuando la distancia es grande (tempos lentos).
Otra ventaja de contar entre palmas, es que dependiendo de la figura con la que subdividamos el pulso principal —negra—, iremos aprendiendo a reconocer diversos estilos básicos que utilizan un tipo determinado de subdivisión genérica, propia de cada estilo (claro que no siempre se tocan estilos puros):
Corchea: Pop, Rock, Folk, etc.
Tresillo: Blues, Swing…
Semicorchea (neutra o shuffle): Funk, Rock, Reggae
Ya sólo queda escuchar, relajarse, intuir y ¡dar palmas a tempo!