Las balas de fogueo son inofensivas a distancia, pero si pegas el arma al cuerpo de una persona, pueden causar daños graves.
Mientras que el arma no esté presionada contra alguien, solo la bala puede producir daño.
Es la bala la que causa daño porque está hecha de una sustancia pesada y densa.
Si reemplazas la bala de metal con un trozo de papel o de algodón enrollado, como ocurre con las balas de fogueo, se acabó el peligro.
Además, cuando más vuela el papel, más se iguala su frágil masa a la presión del aire que intenta atravesar, por tanto, se vuelve cada vez más lenta y resulta incapaz de causar daño alguno.
En cualquier lugar que esté a poco más de medio metro de distancia no tendrás mucho que temer, a no ser claro que caiga directamente sobre tu ojo.
Cuando la cosa se vuelve más trágica es cuando se apuntan esas armas al cuerpo y se disparan.
Una vez que sale del arma, se expande en todas direcciones y se vuelve inofensiva, pero si se presiona directamente el cañón del arma contra un cráneo humano, el gas y lo que sea que salga impulsado tendrá la suficiente fuerza como para romper el hueso.
Lamentablemente, esto ha sucedido varias veces.
Aunque las balas de fogueo se utilizan principalmente para generar un gran estallido y un destello, no son solo ruido.
Si las disparas desde cerca, pueden llegar a ser mortales.