Implica someter los alimentos a una cocción prolongada y suave a una temperatura baja y constante. A diferencia de otros métodos de cocción rápida, como freír o asar, cocinar a fuego lento permite que los sabores se desarrollen lentamente, creando platos más sabrosos y elaborados. Es una técnica que realza sabores y conserva nutrientes, haciendo de la cocina del día a día una experiencia culinaria excepcional. Resalta los sabores: al cocinar a fuego lento, los ingredientes tienen tiempo de liberar sus sabores, lo que provoca platos más intensos y deliciosos. Texturas tiernas y jugosas: la cocción lenta permite que los alimentos se ablanden gradualmente, dando como resultado una textura suave y jugosa. Ahorra tiempo: aunque parezca mentira, la cocción a fuego lento puede ahorrarte tiempo en la preparación, ya que requiere menos atención / supervisión. Nutrición conservada: al cocinar a temperaturas más bajas, se conservan mejor los nutrientes de los alimentos, garantizando comidas más saludables.