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¿Qué siente el cuerpo al recibir un disparo?

María Carmen Tijerina
María Carmen Tijerina
2025-07-05 18:07:24
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Muchas personas que han recibido un disparo no sienten el dolor inmediatamente. Un disparo en el pie con una pistola calibre.45 no se sintió dolor en ese momento, el dolor llegó, pero mucho después, ya en el hospital. La adrenalina juega un papel clave en esto, adormeciendo la sensación de dolor en los momentos más críticos. Las balas de bajo calibre como el.22 suelen ser menos dolorosas, describiendo el impacto como algo similar a una picadura de avispa. En cambio, las balas de gran calibre, como las de una pistola de 9mm, causan un daño mucho mayor y el dolor es significativamente más intenso. La sensación inicial de los disparos puede compararse con una leve quemadura o picadura. El verdadero dolor suele comenzar mucho después del disparo, cuando el cuerpo comienza a “enfriarse” y el shock inicial desaparece. Muchos sobrevivientes reportan que el dolor no es inmediato debido a la adrenalina y el shock, y solo se percibe después de un tiempo, cuando el cuerpo comienza a relajarse.
Zoe Requena
Zoe Requena
2025-07-05 17:03:29
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Me dispararon en el pie hace unos dos años con un calibre 45. Entró por un lado y salió por el otro, pulverizando parte del hueso también. No sentí dolor alguno, solo supe que me habían disparado por la sangre. En el hospital, media hora después, me empezó a doler un poco. Los testimonios describen sensaciones iniciales de entumecimiento, comparadas a menudo con una picadura de avispa o una quemadura solar intensa en un punto específico. Es importante destacar que estas experiencias pueden variar según la ubicación de la herida y el calibre del arma utilizada. Las personas que reciben disparos con armas de calibre bajo, como el .22, suelen describir una sensación similar a una picadura de avispa. Por otro lado, las balas de mayor calibre o las balas huecas, que se desintegran al impactar, causan un daño más extenso y suelen generar un mayor nivel de dolor. Los testimonios de militares heridos en servicio revelan un dolor insoportable inmediatamente después de ser disparados, ya que suelen enfrentarse a armas de mayor calibre. Los meses posteriores al incidente suelen ser agotadores, dolorosos e incómodos. Además, las cicatrices psicológicas pueden ser más profundas que las físicas, ya que muchos sobrevivientes luchan con el estrés postraumático, el miedo, la ansiedad y la angustia.