El extintor de Co2 en la protección contra incendios viene del dióxido de carbono que es un excelente agente extintor ya que es un gas no combustible, no conduce la corriente eléctrica y es fácilmente comprimible. Durante su descarga, dado que el Co2 tiene propiedades refrigerantes (-79 ºC), se produce frío y aparecen partículas de hielo seco. Estos extintores, denominados también de nieve carbónica, actúan sobre el incendio por sofocación. El extintor Co2 es especialmente eficaz al extinguir fuegos de Clase B (líquidos inflamables y sólidos licuados). Además, debido a que no conduce la electricidad, es muy útil contra fuegos eléctricos. Es muy importante conocer el tipo de fuego ante el que podemos encontrarnos para seleccionar el extintor más adecuado para cada situación. Los extintores de Co2 tienen una eficacia de 34B o 89B, es decir son aptos para fuegos tipo B, producidos por líquidos inflamables, aceites, pinturas, lacas o aerosoles. Cuando descargamos un extintor de dióxido de carbono lo que se produce es una gran nube blanca debido a las pequeñas partículas de hielo seco. Como el extintor CO2 se encuentra a presión dentro del extintor de incendios cuando se realiza la descarga se produce frío, es el resultado del cambio de estado de un gas. Este frío produce condensación de agua que se suma a la nube producida por el dióxido de carbono. El extintor de CO2 es apropiado para sofocar incendios de tipo B (líquidos) y C. No es conductor de la electricidad, por lo que es muy adecuado para eliminar fuegos donde pueda haber corriente eléctrica. Principalmente utilizaremos este tipo de extintores sobre conatos de incendio, fuegos incipientes o pequeños incendios de tipo superficial.