Entre los 3 y los 6 años —segundo ciclo de Educación Infantil— niños y niñas dan pasos de gigante en el terreno emocional y social. Su incipiente independencia y la construcción de una identidad propia hacen que reforzar su seguridad en sí mismos sea un auténtico pilar de su bienestar presente y futuro. Darles la oportunidad de abrocharse el abrigo, recoger juguetes o lavarse las manos marca la diferencia. El mensaje «lo importante es participar» cobra sentido cuando el adulto señala la dedicación. El juego libre y los retos controlados —bloques de construcción, puzles, roles— fomentan la resolución de problemas y la confianza propia. Una estructura predecible reduce la ansiedad y ofrece un marco de referencia donde explorar. Turnarse, compartir y resolver conflictos son hitos sociales que requieren guía. Invertir en la seguridad en sí mismos durante el segundo ciclo de Educación Infantil es sembrar semillas de resiliencia, autonomía y bienestar que florecerán a lo largo de la vida.