Hay que perderle el miedo a la palabra riesgo; aunque claro, no es sencillo.
Sobre todo porque, enfrentarnos a lo desconocido o a la posibilidad del fracaso, puede resultarnos aterrador.
Sin embargo, no hacerlo nos llevaría a mantenernos en el otro extremo: en una “zona de confort” donde no habría oportunidad de experimentar nuevas posibilidades ni buscar el éxito por otros caminos.
Para el caso de las inversiones sucede algo similar: para incrementar un capital se deben valorar y plantear opciones que lo pongan a trabajar en serio.
De ahí que la diversificación puede ser la respuesta, ya que existen opciones para colocar activos con un perfil más conservador y resultados en corto plazo; o por el contrario, existen otras hechas para los más aventureros que buscan, en un plazo más largo, ganancias más atractivas.
Y a ti, ¿qué perfil de inversión te conviene?
Para conocer la respuesta, debes tener claro que, en las finanzas, todo tiene que ver con el tiempo y el riesgo; eso hace que existan diferentes formas de poner a trabajar un capital.
Así, es fácil identificar dos opciones de inversión (que mencionamos anteriormente), de acuerdo a cómo estos factores interactúan entre sí.
Veamos en qué consisten:
Perfil de riesgo conservador: Este se caracteriza por invertir dentro de la bolsa de valores en instrumentos muy diversificados, como por ejemplo, índices que siguen el desempeño de acciones de un país o instrumentos como los ETF´s que engloban diversas compañías de un sector económico; esto permite disminuir, drásticamente, el riesgo.
Dentro de esta clasificación, también se tiende a comprar emisoras que pagan un dividendo anual o trimestral.
Esto permite tener un recurso seguro, independientemente de si el valor de la acción sube o baja en el mercado (un ejemplo de esto puede ser invertir en Disney).
Además, en este perfil se suele invertir a largo plazo; incluso, es posible aportar, recurrentemente, de los ahorros.
Por otra parte, fuera de temas en mercados de capitales (bolsa), existen alternativas; una de ellas es invertir en el sector inmobiliario.
Un activo (como un terreno o un departamento) difícilmente perderá su valor en un largo plazo; al contrario, probablemente en el futuro si quieres vender tu propiedad, puedas recuperar tu capital e incluso obtener ganancias por rentas.