El dedo índice nos permite ser eficientes en el control del disparador, logrando mayor velocidad y precisión al tiempo que transmite confianza y seguridad durante la manipulación con el arma, fuera de funda o durante el proceso de extracción o devolución del arma a la funda. Cada movimiento innecesario o ineficiente que realiza, se trasmite al arma, afectando la precisión. Es clave reconocer cómo el resto de los dedos de esa mano interactúan y afectan a la búsqueda del aislamiento. Podemos decir que para un pianista o un guitarrista es más fácil controlar los dedos, que para un albañil o un boxeador que está habituado a usar sus manos cómo una maza. Un empresario a quien conocía de antemano, decidió tomar unas clases personalizadas de tiro. Sin dudas es un dedo que cuando queremos disparar con velocidad y precisión tiene a cargo gran parte del trabajo, lo que se sería "Trabajo fino".