La investigación sugiere que si queremos que el material de estudio se quede en nuestro cerebro, la mejor forma de estudiar es la que se conoce como « práctica distribuida». 
Para dominar un nuevo concepto, el estudio sugiere que lo mejor es estudiar de forma intensa durante un corto período de tiempo, luego tomar un descanso y volver a tener un corto período intenso. 
Al parecer, las breves pero intensas ráfagas de aprendizaje durante un lapso ayudan a mantener mejor los conceptos. 
La práctica distribuida y las pruebas de práctica demostraron tener la mayor utilidad. 
La técnica de práctica distribuida, que probó ser la más eficaz, fue la menos conocida. 
La ciencia sugiere que está es una de las mejores maneras de estudiar, pero lo cierto es que no encaja en las formas habituales en las que se planifican los días de escolares. 
Este tipo de estrategias de aprendizaje suelen pasarse por alto en los libros de texto de psicología educativa, por lo que los maestros no tienen una idea de cómo aplicarlos. 
Pero por más que en las instituciones no se aplique este método, sí podemos aplicarlo en nuestras casas, ayudándonos de la técnica para incorporar y procesar mejor los conceptos.